Cristianidad, tu nombre sale de mis labios
como alma que escapa de un cuerpo exánime,
tu perfume se quedó en mi impregnado
cual aroma de las rosas en marzo
Tu adiós se robó mi vida en un instante
cual maleante hurta y escapa arrogante
y en la indolencia con la que hoy me miras
mi alma naufraga sin velas, sin faro, sin vida
Destrozaste mí ya torturado corazón
cual frágil cristal, que se quiebra sin razón
y ahora con todo mi ser hecho trizas,
te busco en el eco de mis más bellas alegrías.