Entre el llanto y la desesperación, su alma no encontraba una salida, con la mente en calma no halllaba como sentirse. Entre una mezcla de dolor y ternura creyó que hacía lo correcto, mientras que el otro ser, incapaz de reaccionar ante tal situación, sin una pizca de empatía destrozó su corazón, al punto que se pulverizó y con el poco viento que soplaba se desvaneció. Aquello que se creía poderoso simplemente desapareció y así, con un hueco, el recipiente que solía amar con sinceridad aquel día perdió su humanidad.