Qué frágil es el alma
cuando se atreve a abrirse,
cuando deja al descubierto
esas grietas que el tiempo no borra.
Pero a veces,
es como hablarle a un eco sin forma,
como si tus verdades se perdieran
en una realidad de humo,
una que finge estar,
pero nunca permanece.
Y estás ahí,
dando lo más tuyo,
pensando que eso importa,
pero nadie escucha,
nadie responde,
solo queda el vacío que deja el intento.