MADRE
Hasta todas las distancias donde te halles
recoge los frutos de tu cosecha, madre;
heme aquí, absorto, antes de sumergirme
en la laguna nefasta de tus recuerdos inventados,
porque, tú sabes mejor que todos,
que enterraron tus recuerdos contigo,
dejando, tan sólo, para mi consuelo
la daguerrotipia de tu envoltura, madre.
Madre ideal e idealizada hasta el agotamiento;
rebuscada en todos los rincones de mi desamparado
corazón, de hijo sin madre;
madre ausente y presente, mortal y eterna,
navegando en mis brazos en el mar de la angustia
y el desierto de la soledad,
madre inconsolada e inconsolable
recoge tu óbolo de cariño
con la mano izquierda, para que no se te pierda,
hasta el próximo año en que desempolvemos de nuevo
tu conformidad inmensurable.
Arrebátame del torbellino y concéntrame
en las convergencias siderales de todos los tiempos
para asimilar tu verdadera estatura, madre.
Desde todas las distancias donde te halles,
heme con tu cadáver sobre mis espaldas
en este camino de la cruz, regando sudor y lágrimas,
con el temor de llegar antes de tiempo a mi monte calvario.
Madre determinante e inaccesible
a mis sueños de navegante a la deriva;
norte y brújula llena de líquenes en el naufragio
triste, de mis ambiciones líricas.
Madre incólume, hasta mi llegan tus mejores besos
como bandadas de gaviotas en un poniente eterno;
madre idolatrada, con excesos de hijo descarriado;
madre sin tiempo ni espera,
arrodillada salta hacia ti mi alma desarticulada,
por el triste recuerdo de tus dolores de madre crucificada;
me han contado historias de tu vida doblegada,
por el peso de los hijos sin años,
madre inmortal, en el sepulcro, reposada
sin corona de lágrimas;
madre de mis amores, ¡oh entrañable madre!
Llena de sustancia astral e inacabable, ¡eres un ángel!,
madre-puente entre el ser y la nada.
Madre perseverante y decidida,
madre de los abrazos inagotables,
besa mis manos, ¡madre! llena mi canto;
de sur a norte, madre, lléname el alma
y apacigua mis versos desesperados,
porque después de todo,
se que he buscado en vano
la palabra sublime que te delate
con toda la exactitud de mi tristeza
de hijo sin madre.
Si, tú, lo quieres, cierra mis párpados,
inalcanzable Madre, hoy, hecha, lágrima…