rosi12

Una llamada

Una lágrima

corrió por sus mejillas.

Sin la compulsión del llanto.

Se había dormido llorando.

No pudo llorar más.

La salinidad, de sus

lágrimas, había

penetrado en sus 

huesos, en su alma,

Un rostro, que hacía rato,

no conocía  la sonrisa.

Creyó, que ese sería su

último día de sufrimiento.

Afortunadamente,

un ángel, amigo

tocó su puerta,

para interrumpirlo.

(rosi12)