Y lo abstracto cobra vida
cada vez que se concreta
en la pluma del poeta
que sanando va una herida.
O tal vez, ya concebida,
es su pluma cual saeta
que a las noches las agrieta
de una forma decidida.
Lo maligno está escondido
en las fuentes del desprecio
con su traje, bien vestido,
que al final paga alto precio,
porque siempre es sorprendido
cuando llega el menosprecio.