Por si acaso si mañana he de marchar
por el designio de lo que nadie espera
no quisiera despedidas plañideras
ni lágrimas que no sean de verdad.
Si soy un elegido de entre los vivos
para afrontar el camino sin regreso,
no vengáis a decorar con falsos besos
ese póstumo momento que respiro.
Si me marcho de repentina sorpresa
sin alcanzar tan siquiera a despedirme,
no dudéis que mi duende aún os persigue
y que guarda aún su sitio en vuestra mesa.
Si me asaltan y me vencen las tinieblas
sin avisos y sin tiempo a confesarme,
con mi soledad venida pues dejadme
y nunca hagáis de mi pena una condena.
Si mi barco es sorprendido en sobresalto
en su viaje sobre las crestas de espuma,
sonreídle a la gaviota taciturna
pues con ella volaré hasta mi ocaso.
Si la muerte con el manto de los muertos
me sorprende por detrás y sin defensa,
obediente acudiré hasta su presencia
sosteniendo como escudo mis recuerdos.
Si mañana mi existencia será olvido
y pasado en la memoria me convierto,
ya podréis juzgarme entonces sin tormentos
pues mañana a esta hora me habré ido.