Si pudiera comprar el tiempo,
me compraría un avión.
Subiría al cielo
y le daría la vuelta al mundo.
Les diría a los ricos —
los que también comprarían tiempo —
que el mundo se va a acabar.
Mejor compren varios cuarticos de hora,
porque los momentos más felices
fueron haciéndole el amor a una mujer.
Y si alguien piensa lo contrario,
le digo que las cosas solo pasan una vez,
y que, justo en ese momento,
nadie vende más tiempo.