Estoy constantemente
resistiendo el impulso
de caer ante tus encantos.
Esos ojos cafés,
que parecen llevar un atardecer
en ellos —tan atrapantes,
tan seductores.
O esa sonrisa atrayente…
Siempre me pareció tan tierno
ese pequeño hoyuelo
que se formaba cada vez
que te decía un chiste.
Siento cómo me llamas,
pero sé que si me dejo
envolver por tu enredadera,
no seré capaz de salir
una vez que todo
se desmorone.