“Hoy que no es antes”
Juan Gelman.
Esto huele a ausencia incolora e insípida. Hoy te nombro más que ayer. Mi temeraria amiga y confidente fiel. Nunca te he escrito.
Es el momento después de tantos años. ¿Cómo llamarte ahora?, viento que pasa, música diluente a mis oídos o el recuerdo: después de muchas clases en el colegio e irnos juntos en el bus, fue ahí en que mi boca rozó tus labios acompasados por nuestras manos que acogieron nuestras caras temblorosas y mojadas. ¿Cómo están los recuerdos ahora? Son figuras chinas en el café de las Torres fumando y riéndonos por bobadas; siluetas negras de caminantes por el pasaje peatonal yendo a la Cinemateca.
Hoy quiero llamarte de una forma especial que sólo mi voz sabrá pronunciar, para esta ausencia entre lunas y soles, virajes de decisiones. Mi bella Kafiona. Es tu nombre para esta carta que no tiene dónde asirse, en qué puerto atracar; no sé si estás allá o acá. Y te pienso, te nombro…, te recuerdo.
Fuimos confidentes, nuestras manos se llevaron llanto y tristeza. Te llevaste el adiós y me quedé con el largo recuerdo de la despedida en el aeropuerto. Allí están en medio de Rayuela las tardes que caminábamos, las noches en tu casa, los lugares de diversión a los que íbamos, tus abrazos inesperados, mis caricias en tu cabello.
Encontrarte hoy en día sería la bendición de los buenos días y la tranquilidad que se da en las tardes al cruzar el umbral y llegar al sofá. A lo mejor nos recordemos el uno del otro. Pero todo habrá cambiado. No habría confesiones y recuerdos mutuos del ahora, sólo largos espacios en blanco.
¿Cómo nos hablaríamos en ese instante? Yo recordándote y tú pensando en catar vinos y el viaje pendiente. Y por los virajes de la vida nos vemos en Bogotá o acá, no preguntaré lo que te dije la última vez, porque sólo me llevé en ese instante tu sonrisa y tu diplomacia. ¿Cómo sería nuestro encuentro, en qué lugar, en qué momento? Quizá una mirada que no tiene pasado.
Quedé con la idea de alguna vez o algún día de alguna hora, aceptaras una bebida fría y platicar en uno de tantos cafés de Medellín. Siempre lo soñé y lo sigo soñando, seguirá siéndolo porque jamás se materializará.
Si bien no somos nada en este presente, perdona si te digo, tengo un buen sentimiento hacia ti, de esos sentimientos en que se desea que estés bien en todas las formas del sentir y del pensar.
Jamás pensé que iba a recibir un 21 de marzo día de la poesía, tan semejante y grato mensaje. Tu mensaje es el impulso para hacer lo que hago: escribirte. Para no alargar esta misiva, estoy bien de salud, estoy en el mismo lugar de siempre y vivo un día a la vez.
D\'Valencia 2025