Mejor no pregunto el por qué,
o mejor no pienso en un quizás,
las proyecciones enaltecen en color sepia,
las intrigas agrupadas y adormecidas
ocasionan lamentos en un secreto a voces.
Perforaciones cautelosas y
reparticiones de culpas sin dueños,
no se echan de menos
ni tampoco están en el momento equivocado,
hay distancias presurosas
para asumir la culpa en plena vigilia.