angelinho

Honestidades a Anastasia pt.2

VI

 

¿Cómo he de empezar?

Me hube olvidado de cómo escribir.

Fueron tantas letras que repetir

que en aspereza no sé ado avanzar.

Nadie quiso advertir

cuánta crudeza en la vía espantosa

íbame yo a encontrar,

y al final lo que vi

fue fortuna espinosa,

porque encontré en mi boca cada cosa,

que válgame diccionario mezquino,

en algo inefable de naturaleza

has de darle palabra dolorosa.

 

Vinieron mis pies a un agrio camino

aspérrimo y fragoso

y con las razones en desatino

crearon un aroma peligroso.

Ya fuéronse los fundamentos míos

y la senda de aspecto monstruoso

agárrame el cabello con umbríos

pensamientos que a ese lugar me tornan.

 

Fue melena de citrino cosida

la que trájome aquí,

y es que duele pensar

que las uvas diamantinas que vi

y la acucia con la que perseguí

fueron la llama de mi defunción.

Las lumbreras, llenas de luz y fuego

que tanto dieron juego

mudaron mi cimbreante condición,

que en principio sosiego

convirtiose en algo muy diferente,

porque todo ese apego

se mustia lentamente,

y el color de vuestro ojo

en los míos los noto

en una vena que fría se siente,

vena azul que viaja en fría cara

hasta que en el suelo quebrado para.

 

Si algún día yo muero

que no sea extraño,

pero sabiendo que empezó ya el daño

es para contar el mal verdadero.

Están matando al hombre

y su clamante hambre no tiene nombre,

como si comedia esto fuese, ramas

colgadas raquíticas a él le rozan,

de bien abundantes frutos que esbozan

brillando como llamas,

el hombre, sin su juicio,

de optimismo ficticio,

va, yergue su cabeza

creyendo con certeza

que una fuerte mordida arrancará,

pero ingenüo él,

ya por llegar está,

pero la ventisca violentísima

volando se las lleva,

y cada vez que erguir la testa prueba

torna, llega el viento ferocísimo.

 

Heme aquí, compartiendo el manifiesto,

sabiendo que en su rojo corazón

no hay fibra que se me haya a mí propuesto,

e intentarlo puede haya sido un yerro

para dicha razón,

sé que si más me aferro

pronto tocaré suelo,

porque ella algente ya marchó con vuelo.

He venido a tal bruto extremo

por las lenguas que intentan dar consuelo,

pues me dijeron ellas

que me quite el anhelo

destas quimeras que porto de velo,

agravando mis conspicuas querellas

captando que ama a otro por presupuesto,

¡válgame ser supuesto!

Encima dijéronme que es de gesto

bello y fornido, también ucraniano,

pongo en fuego la mano

que ya he perdido yo esto.

¡válgame ser supuesto!

Mas viendo la verdad que se ha propuesto

tampoco he de ser necio,

pues simple y llanamente

he de pagar el precio

de usar el corazón y no la mente.