Sé que nuestro crepúsculo, revistió a mis besos en tu frente con las sombras de las cruces donde se colgaron a más de un malechor.
Y que tus besos en mi frente se forjaron como rosas de pirita que gritan de cara a ese mismo sol.
Y, los besos que calaron en nuestras bocas, ahora saben a icaros desplumados y escuálidos, maometanos, a las orillas de lo que nunca por bien etiquetamos.