EDGARDO

Siempre tu

Dunia, mi amor, en tu mirada encuentro

el tiempo detenido, un mundo en movimiento.

No hay besos ni voces que llamen mi alma,

como tu abrazo que calma y me da su calma.

 

Contigo aprendí a amar la lluvia y el frío,

los días grises se vuelven en rocío.

Tu piel es el sol que en mi cuerpo se posa,

tus brazos, mi puerto, mi paz y mi rosa.

 

Quisiera detener el mundo y el viento,

cambiarlo todo por nuestro sentimiento.

Si así pudiera estar siempre a tu lado,

sin final, sin tiempo, sin ser olvidado.

 

Eres sueño que al alba me da la vida,

mi caudal, mi fuerza, mi luz encendida.

Gracias por llegar y hacerme feliz,

cada día a tu lado es un dulce matiz.

 

Me encantas en todo: tu voz y tu gesto,

tu “te amo” sincero, tu amor tan honesto.

Contigo descubrí que el amor es real,

puro, eterno, un lazo celestial.

 

Tus sonrisas, ternura, tu forma de querer,

me llenan, me elevan, me hacen renacer.

Me pierdo en tus gestos, en tu dulce hablar,

olvido el mundo cuando estás a mi lado ya.

 

No hay imperfección que no quiera amar,

cada parte de ti quiero celebrar.

Te elijo para siempre, para ser feliz,

nuestra historia de amor que nunca tendrá fin.

 

Dunia, mi alma te confiesa sin prisa,

este amor sin medida, sin tiempo ni brisa.

Lo escribo en papel, lo guardo en mi ser,

y en tu corazón, por siempre, ha de crecer.