karonte

Corazón indomable

No nací para rezos ni cadenas,
mi sangre es un tambor que no obedece,
el mundo impone formas y condenas,
pero mi voz es trueno que no cesa.

Amé sin reglas, fui sin rumbo claro,
bebí del viento, escupí profecías,
quemé las normas, construí en lo raro
mi propia ley, tejida de utopías.

En cada riff, la furia se despierta,
la paz no es calma, es lucha con sentido,
y un loco de sonrisa siempre alerta
me dijo: “el rock también es un latido”.

Él sigue libre, dueño de su estruendo,
con alma fiel al caos que está componiendo.