No fuiste plan, no fuiste promesa,
fuiste encuentro, destino que se deslizó
entre casualidades hermosas.
Llegaste sin aviso, con la risa suave
y el alma lista para quedarse, y yo, sin saberlo,
te estaba esperando en silencio.
Nos descubrimos despacio,
cómo se abren los libros que guardan las mejores historias,
sin prisa, sin miedo, solo verdad entre palabra y mirada.
Cada día contigo es una forma nueva de amar,
de aprender el lenguaje de tus gestos,
de leerte incluso en lo que no dices,
de cuidarte sin pedirlo.
Mereces más que versos, mereces actos que griten ternura,
miradas que abracen, presencias que no se ausenten
cuando el mundo pese.
Y yo quiero darte eso, y sé que tú también,
porque nos encontramos en un tiempo sin planes
pero con todas las ganas de quedarnos.