Buscando por una vereda,
Un hogar que comprar,
Muchas vi,
Unas no me gustaron,
Otras burradas pedían,
Dinero encima llevaba,
Ninguna me agradaba,
Fuera el precio,
La disposición del inmueble,
Su organización,
La situación,
Mucho recorrí,
Ninguna me gusto,
A una gran ciudad llegué,
Muchas vi también,
Encerrado no quería estar,
Cerca de la playa,
Allí estaba,
En lo alto de la loma,
Una casona vieja,
Bien cuidada y hermosa,
Por dos personas mayores ocupada,
Le propuse comprarla,
Si el precio asequible era,
Al principio se negaron,
El dinero le enseñe,
Y lo se lo pensaron,
Me la enseñaron,
Y me gusto,
Tras pensarlo,
Solo pedían una sola cosa,
Que con ella entraban ellos,
Sin hijos, ni familia,
Ese favor me pedía,
Y otra cosa también,
No querían el dinero,
Solo cariño, cuidados,
Y paciencia,
Eran mayores,
Y ayuda necesitaban,
Acepte de buen grado,
Los cuide,
Les ayude,
Con amor,
El desayuno, comida,
Merienda y cena,
Les hacía,
Sus pastillas a diario les daba,
Llego el momento,
Que falto uno de ellos,
Un infarto tuvo,
Por mucho que pude hacer,
Nada conseguí,
Seguí cuidando a la abuela,
Nombre cariñoso,
Con que, a ella,
Me dirigía,
Por desgracia,
Su momento llegó también,
De tristeza murió,
Con mucho dolor,
Nada pude hacer,
Acostumbrado a su compañía,
Sus ausencias me faltaban,
En el terreno donde la casa estaba,
A los dos enterré juntos,
Como debía ser,
Juntos hasta el final vivieron,
Cogiditos de la mano,
Al cielo fueron,
Pasaba el tiempo,
Sentado con ellos,
Les comentaba,
Como la vida fluía,
Al poco tiempo,
Me llamo,
Un testamento dejó,
La casa,
El dinero,
Pero faltaba algo,
Su compañía,
Con la casa me quede,
Que su deseo era,
El dinero lo done,
A una asociación,
Para el cuidado,
Y atención de personas,
Mayores y solas,
Y dios me envió,
Una linda vida,
Con una chica,
Que por allí apareció,
Y juntos vivimos,
Una feliz vida,
Las tumbas allí estaban,
Y visitábamos a diario,
Poniendo flores,
Y dando gracias,
Muy feliz vivimos,
Hasta el final de nuestra vida,
Nuestra petición escribimos,
Ante notario,
Y nuestros hijos,
Así lo hicieron,
Junto a esas personas,
Nos enterraron,
Y la vida continua,
La playa estaba allí,
Y los abuelos,
Y nosotros,
Sentados en la orilla,
Estábamos,
Aunque nadie nos vea,
Disfrutando estábamos,
Y vigilando los hijos,
Que bien se portan,
Y la casa en píe,
Continua la herencia,
Sin dejar de habitarla,
Y poco a poco,
Otros se suman,
Que a su descanso eterno iban,
Y se quedaron,
Ahí en esa hermosa playa,
Y con la casa habitada.