Mis pulsaciones te piden a gritos, mi sangre clama tus besos de hidromiel.
Abre mi caja torácica y mira, ahí donde gruñe el corazón, allí está clavado en fuego nuestro símbolo de amor.
De rodillas, mi amor.
Haré que bebas mi sangre; eres mi posesión.
Mírame así, tan delicadamente; permíteme besarte los labios con fervor ardiente.