Algunas niñas ya vienen muertas
Francisco Ruiz Udiel
Aún en el ruido de la felicidad
echo andar la vaga ilusión
de la prematura muerte.
Deposito en el hueco descerebrado
la idea de alcanzar serenidad incinerada.
Al menos en el más aquí
sigue igual como allá de triste
del lado de Caronte que espera en la barca
atento de ver quién ahora montará.
El fuego consumidor de ahora
no es más que un simulacro
de lo que está por venir.
Siento angustia y pena
aún en el ruido de la felicidad.
Aterrizadas son las horas en las que apenas existo.
Lo pienso siempre
estas piedras
que llenan la cabeza hueca
no hacen más que pensar en ella.
Puntos negros nublan mi vista
y el fuego que apenas existe
sigue siendo un simulacro
de por vida
de la muerte perpetua.