Galopando los llanos de mi tierra
Por duras cuestas, altas y empinadas
A través de los pinos de la sierra,
Por cálidas arenas onduladas
Así, corría mi caballo bríoso,
Tan libre como pez que surca el río,
Más la muerte con su aliento tenebroso
Lo hizo caer en el abismo frío
Ya no se oye el galope de sus cascos,
Ni el relincho de gozo en la mañana,
Mientras la yegua, allá por los peñascos
Tu cría cuida como una guardiana.
Galopa fuerte, sin ningún pendiente,
Que en su vientre vives nuevamente.