Hace unos días pensaba en Dios y en ese versículo de la Biblia donde Salomón le pedía sabiduría. También recordé una ocasión en la que la hermana María Luisa dijo: “Pidan sabiduría, y de la espiritual.”
Eso me marcó profundamente. De hecho, empecé a hacerlo y sentí que Dios me había dado de esa sabiduría.
Pero luego... sentí que ya lo sabía todo.
La verdad es esta —y como decía el filósofo Sócrates: “Solo sé que nada sé”—, yo diría ahora que uno de los mayores actos de humildad es reconocer que, en realidad, no sabemos nada.
Dejar el ego a un lado, para así darle paso al verdadero conocimiento.
Cada día aprendo, y cada día entiendo que de eso que tanto creí saber... en realidad, no sé nada.
Entonces dependo de la misericordia del que todo lo sabe, y que, aun con todo el conocimiento, El es el mayor ejemplo de humildad.
Victoria Agudelo H.