Zuleyma.Arroyo
Eres...
Eres tan confortante como un jarrito de café en las mañanas frías de enero.
Eres la calidez de una tortilla recién hecha, como un taquito de sal con quesito fresco, sencillo, pero capaz de abrazar el alma.
Me gustas tanto como la pasta de mole, como un tamalito de chile rojo en hoja de plátano, de esos que ni mi abuelita solía cocinar, porque eran un lujo reservado para los días especiales.
Te veo, y eres como un atardecer de mi infancia, cuando el sol se escondía despacito y el aire olía a tierra mojada, como si el mundo estuviera suspirando.
Eres paz, como un atolito de avena caliente.
Tus besos son como un pedacito de pan recién salido del horno, tiernos, sencillos y llenos de amor.
Eres tan dulce como la cajeta de Guanajuato, esa que se pega en los dedos y en el recuerdo.
Estás tan dentro de mi corazón que podría llamarte patria y firmar un contrato sin leer las consecuencias.
Te quiero como se quiere un mango con limón y chilito en una tarde fresca, con los pies colgando de la banqueta y la vida sabiendo a juego.
Eres eso que soñaba cuando era pequeña y aún no sabía cómo se llamaba el amor.