Soy...
brisa amable
y apacible,
pero también
vendaval arreciando
sin sutilezas.
Soy un mar bravío
cincelando,
cada óbice sorpresivo
que en el camino
encuentro.
Soy la misma mar
apaciguando,
las tribulaciones
tenaces
e inesperadas.
Soy amaneceres
y ocasos,
luces estridentes
y también fugaces,
cuando la situación
lo amerita.
Soy una amalgama
de complejidades,
a veces mujer férrea
a veces niña incauta
o una mixtura perfecta
entre ambas.
Llevo adosada
en mis intersticios
a una primavera
entera y eterna
aunque la vida
con tozudez reiterada
me proponga...
mil inviernos.