¿Recuerdas que jamás
me gustó ser confidente
o que profesáramos sólo amistad?
¿lo recuerdas verdad?;
soy tu amante por predestinación para envolverte,
con pre-configuración desde el origen,
desde tiempos de antaño, hace miles de años,
me emprendí para un día morder tus labios de carmesí,
y así, en conexión -juntos-
seamos la sonoridad misma
de un idilio que se transmuta en sinfonía,
un madrigal que se trueca en la magistralía
de un canto sin parangón;
inefablemente en gimoteos, nuestras almas
selectivamente se tornan en arpegios
de una inaudita pero bella
melodía que transmuta a las sensaciones.