Los días resultan largos,
Pero los años cortos.
Y yo, siendo el fondo de pantalla
En la vida de alguien más,
De la tuya por ejemplo.
Hacernos bien entre tanto mal,
Era la premisa Berreta que yo intentaba sostener,
Ahora, me pienso una pobre infeliz.
No importa cuánto escriba,
No tiene sentido ahora.
Tampoco tiene remedio el irremediable paso del tiempo.
Y la conciencia joven que algún día me permitió soñar, se fue muriendo.
Con el tiempo, con el mismo peso de la promesa de los años.
Hoy más que nunca la memoria de siglos se instala, se queda en el recuerdo, como tú voz, tus palabras, que debés en cuando reproduzco dentro mío.
No importa que suceda,
Siempre hay algo que te trae de nuevo conmigo.
Te instalas de nuevo en mi memoria,
Yo, que finjo constantemente perderla a ver si te borra. Nunca consigo engañarla.
Nose cuantos años más debo dejar pasar para hacerte saber de la importancia de tu abrazo , y la contención en una simple llamada
La ternura de tu consuelo me abriga hasta hoy.
Honey, que plateada estoy.
Ojalá puedas ver lo que tús palabras fueron sembrando en mi.
Jamás nadie me recordó tantas veces mi valor.
Ahora sé que derroché bocha de plata,
Tiré tiempo y perdí lo que nunca pude tener.
Aún así, siempre creí en el amor que nos tenés.
Y siempre, (como en mi credo)
Creí en todo lo que hay que creer.
Lo que nunca terminé de saber es:
Muchas cosas la verdad.
Pero entre esas cosas :
¿En qué recuerdo me guardas?