Volviste… y todo se volvió ceniza,
lo que creí dormido despertó,
mi alma, que fingía ser tan firme,
tembló al sentir que aún te amo… y no sanó.
Pensé que te había dejado en el pasado,
que el tiempo me enseñó a continuar,
pero bastó mirarte y en un segundo
todo volvió… con fuerza, a desgarrar.
Te amé con una fe desesperada,
de esas que queman lento, sin perdón,
y aunque juré que ya no me importabas,
mi corazón susurra tu canción.
No te olvidé, tan solo te escondía
detrás de cada intento por sanar,
pero tu nombre sigue en mi poesía,
y tu ausencia aún sabe a soledad.
Regresas… y no sé si es bendición o herida,
si debo abrazarte o dejarte ir,
porque aunque te sigo amando con la vida…
no sé si esta vez podré resistir.