Estoy, aunque no me veas,
aunque se esfumen las luces
cuando los ocasos irrumpen
con sus actos magistrales
y otros brillos instalan.
Estoy, no dudes un instante,
aunque el mar se duerma
cuando a las playas desnuda
porque retira sus aguas
para regresar después,
con sus mareas.
Estoy, comprendo tus dudas,
pero búscame siempre
porque me hallarás,
allí donde la natura se manifieste,
cada vez que un avecilla cante
o donde los abetos se mecen.
Estoy, nunca me he ido,
donde haya un pétalo sediento
habrá una gota de rocío saciándolo
y ahí me sentirás
es cuestión de almas.
Búscame donde la bondad anida,
porque donde la malicia...
nunca me hallarás.
Estoy, no me he ido,
el alma nunca se va.