belleza fugaz
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Cuando la rosa apenas florecía
para dar el perfume prometido,
mostraba ya su broche envejecido
y el tiempo le robaba su porfía.
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Doblada por la falta de energía
y el trayecto de corto recorrido
su morado quedó descolorido
y al poco de nacer ya se moría.
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Solo espinas quedaron de legado
la fragancia se fue detrás del viento
y a los pies un adiós desesperado
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¡Oh rosa!, que volátil fue su aliento,
cuando apenas el sol se puso al lado
su belleza fugaz cerró este cuento.
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Fotografía y poema :Ramón Bonachí.