Tan solo son siete días
Tan solo son siete días
de una cristiana pasión,
de un pueblo y su devoción
rebosando de alegría.
Una historia que ya dura
entre el pueblo dos mil años,
no se puede hablar de engaños
ni tampoco de estructuras.
En el camino quedaron
muchas vidas de inocentes,
sin vestir de penitentes,
a ello, su vida, entregaron.
¿Fueron todos ellos mártires,
enfrentándose a la muerte?
¿Fueron todos engañados,
creyendo en la vida eterna?
Algo grande debió ser
lo que alumbró ese momento,
pues el mundo era un tormento
a punto de enloquecer.
Dicen que anunciado fue
y que llegó bendecido,
cuando al mundo hubo venido
para hacernos tanto bien.
Predicaba su doctrina
a todos los que quisieron,
entre valles y colinas
doce fueron los primeros.
Siempre estuvo acompañado
por aquellos elegidos,
de su doctrina testigos,
fueron los más señalados.
A lo largo de la historia
el pueblo va recordando
con infinita memoria
el amor que nos fue dando.
Tan solo son siete días
de un poco de penitencia,
para mover la conciencia
de saber, quién fue, el mesías.
¡Quieren saber de tu muerte
tras de mucho padecer,
cristianos sin conocerte
que siempre te fueron fiel¡.
¿Cómo se puede expresar
en tan solo siete días,
con devoción y alegría,
vida y muerte, hasta el final?.
Por calles, en penitencia
con una vela encendida,
vida y muerte recogida
dejando fe, con constancia.
Quieren recordar al pueblo
con algo de fantasías,
en peanas de un retablo
la vida de su mesías.
José Ares Mateos