Por tierras santas va la sombra errante,
con cruz al pecho y sello en la mirada,
tras llave oculta y puerta palpitante,
donde el verbo duerme y la luz zigzaguea.
Beber no jures sin ser iniciado,
ni roces vino, Ana, sin comprender,
el cáliz guarda un signo cifrado,
la espina dicta el arte de entender, Señor.
No ruge el león si el cielo lo observa,
su yelmo yace bajo bendición,
en templos viejos la noche conserva
cuatro silencios y un radar… sí.
Camina el sabio según las estrellas,
el pez del Este murmura al pasar,
en cada reflejo bosteza un oso,
y el alma recorre la senda… camina.
La Rosa no es flor, ni la Cruz castigo,
ni el cordero es débil, ni el oro al llover,
el alma del justo se forja en trigo,
y el dragón escribe su vuelo en papel.
Décima palindrómica
( clave falsa )
En Roma vi a mi mamá,
bajo un radar que vigila,
la zorra reza tranquila,
la fe en salas se alzará.
Nace el sol —¿y si no será?—
Un oso ronda el reflejo,
y el mismo nivel parejo
se rompe con gran rigor.
Reconocer fue su honor,
y en su “eco todo es espejo”.