¿Quién soy, adónde voy, por qué estoy aquí?
¿Quién mueve los hilos de mi actuar?
¿Cómo saber?
Hace rato que perdí el norte.
La brújula imantada se sacude bruscamente,
como si rechazara el hierro furtivo
e incesante de mis pensamientos dispersos.
¿Quién me llama?
Solo zumba en mí el eco de una voz,
quizás la de quien yo fui.
La sensibilidad y la intuición están de viaje;
se fueron sin avisar,
tomando caminos que no he podido seguir.
Mis oídos airados reciben sonidos,
pero no alcanzan a decodificar.
Los tormentos de quien soy
y de lo que cada segundo tengo que hacer
no saben seguir mis pasos.
¿Qué hacer?
Se agotaron las localidades
de la película de ser feliz.
Ya no hay promesa, solo una pregunta:
¿para qué?
El camino se angostura y se amplía en mi cabeza.
¿Habrá algo esperando en algún puerto lejano?
¿Cómo saber?
¿Y si el zumbido en los oídos
son las voces de una urgente llamada
a vivir el cambio
que aún no logro gestar dentro de mí?