En devoción
al tropiezo con su mirada,
las noches de verano
me llevaron a la playa
donde la arena borró sus pasos.
Las olas humedecían mi andar,
y dentro de un caracol
escuché el silencio de su voz.
Tras el pinchazo
de un cangrejo,
la marea cubrió
los retratos de una infancia
ausente de recuerdos
con su nombre,
¿dónde se encuentra
el eco de un fantasma?
Entre los arrecifes,
las sombras enmudecieron...
... Bajo la luna
sus manos guardaban
el abismo de una flor
del camposanto...
Sobre el camino
una concha nácar abrió su cuerpo
y las tortugas nacientes
alcanzaron el agua…
Corrí hacia el acantilado,
regresé al fondo de sus ojos,
al llegar a ellos,
en el roce de una caricia,
desvanecí como el viento.
Autora: Guadalupe Rivera (México)
Revista ÁMALON #002