Raiza N. Jiménez E.

¿Infiel o Infeliz?

Él era mi juglar, privilegiado, con su bella voz.

Mis días, mis noches y mis horas, eran para Él.

Nunca creí que, me tocara, esa dádiva de Dios.

Era de trato muy dulce, tal cómo, lo es, la miel.

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La finura del varón, lleva la crítica del ignorante.

En los pueblos chicos, cobra fuerza la arrogancia.

El Adán, suave y formal, puede turbar al tunante.

El orgullo, se nutre de buenos tratos y elegancia.

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Un hombre, cuida a su Dama y, se pone al frente.

El hábito, no hace al monje, pero sí, lo identifica.

Un caballero serio, es cordial, amable y decente.

La fragilidad y sentir de la dama, no le mortifica.

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¡Un varón fiel, hablará con la verdad, a su dama.

Él, no tiene, fértil comunicación, sólo en la cama!