Luna de los mil amores,
tú, que también iluminas
al burlador de mis flores,
alegra todas mis penas.
Bajo tu manto argentado,
los embelesos se asoman,
en el jardín encantado,
donde las cantigas moran.
Trinan las aves en coro,
mientras el viento suspira;
tus rayos, cabellos de oro,
tañen arpegios de lira.
Tejiendo sueños de plata,
bordas la noche estrellada;
entre tintes de escarlata,
la magia queda sembrada.
Eres testigo de llantos
hueros, y leves desvelos;
en tus brazos, los quebrantos
mutan en alegres cielos.
Con esa amable fragancia,
orientas los corazones;
tu sonrisa y elegancia
inspiran nuevas canciones.
Mi amiga del buen anhelo,
luz bella de claridad;
por siempre serás consuelo,
con tu noble majestad.