El alma (Sáfico largo 4-6-8-10)
En la quietud del alma tu deslizas
de la penumbra su eco, nunca cesa
y en el rincón la sombra ve, que deja,
un remarcado amor, que no te avisa.
Al reponer la luna fiel, tamiza
la fantasía en sueños, ve tristeza
de su tejido, es hilo tu nobleza,
y en su demora el curso cuan desliza.
Mas en el pecho me arde llama viva
que desafía el paso, son los días
y del fulgor, la viva sed cautiva.
Y que la luz y sombras, van perdidas
se las rebusca donde no deriva
es de su paz amor que no se olvida.
(OTRO) Mucha sal.
Amanecer la flor del viejo espino,
y de callar el viento, es gran fatiga;
el rejuntar la flor y dulce espiga
en su dolor, es ver, un negro sino.
Las amapolas reinas, son destino,
en el color campestre es voz que diga;
de mi se siembra sí, es tan buena amiga
es, en el campo, donde ves el nido.
Lloriquear la hierba, amor, es pena
es un enorme mal, de todo lloro
y presintiendo, tal dolor que quema;
en el que siempre, mi poder imploro
en acabar la mucha sal y esquema,
del amorío frío, cual deploro.