Nevada, cándida, muy sosegada,
piel que de pura luz es proveniente
agrava el sentimiento tan presente,
que ninguna palabra es encontrada.
¡Dorada cabellera que es dorada!
ondeante y azucena se siente,
bien que rutila cuando es conveniente,
tan aurífera que es exagerada.
¿Qué tan prendado puédome quedar?
Solo, por simples amarantos labios
y dos uvas estrelladas de azul.
¿Cómo sin célica savia jactar
prestas beldad desasiendo resabios?
Amor, un bien abigarrado tul.