La niña juega a ser madre,
mientras, su madre, yace
como una princesa en un reino blanco,
sin príncipe ni corona,
sin carruajes ni vasallos.
La niña juega a que sabe vestirse
y peinarse,
y a acomodar su reino
sin torre ni doncella
sin manjares ni vestidos con puntillas.
La niña juega a que ya es «grande»,
(aprendió a no quejarse amarrando su lengua).
La niña, conoce la imagen de la hora,
el camino a recorrer,
y,
a no hablar con nadie,
camino a la escuela...
Pregunto:
La niña... ¿Juega?