Inmersa
en esta fría
y oscura
habitación
me encuentro
en una cita
con mi alma.
Cuyo reflejo
se me es mostrado
a través
del espejo de mi ser.
Y hallo esperanza
en mi
desesperanza.
Y mi cuerpo tirita
y brota de mí
lluvia de esperanza
ante tal ilusión:
que esta alma
aún
no se ha perdido.
En aquel reflejo
de mi alma
he hallado
las llaves
de la libertad,
del renacer
y del perdón.
Esta alma
ya no
llora,
ya no
gime,
ya no
gime.