Flavita dibuja el caos
con tinta y geranios rojos.
Hay tres llantos en la cuna
y uno más bajo sus ojos.
Los trillizos no razonan
el arte de estar cansada:
le pintaron las ojeras
y una risa en retirada.
El balcón, con sus geranios
le da un poco de consuelo
una flor contra el delirio
un suspiro hacia el pañuelo.
Entre pañales y dudas
desayuna su ironía
pues ser madre y ser mujer
no caben en una viñeta al día.
Pero sigue. Sin aplausos
con amor y con cansancio
donde el arte es resistencia
y el humor, su sabio rancio.
Tres bebés llorando al viento, un geranio en la ventana, y en su taza de café, la ironía ya se hermana.
Pinta el mundo con cansancio, con verdades y sarcasmo: ser mujer, en este cuadro, es vivir sin marcos blancos.