poetalibre

RUMBO

Nunca necesitastes coordenadas

ni mapas que te indicaran. 

Tampoco los prismáticos 

te sirvieron para nada.

Un estandarte de granito 

fue tu bendita calma...

¡Blasón tallado de la cordura!

No hubo derrotas que hablaran.

¡Ay! De mi boca tímida 

si le quedaran palabras...

Gritara con ira y rabia 

por ese tiempo que no para,

por los días sin aromas

ni el brillo de tu mirada.

Carezco de orgullos,

de rencores y falacias,

pero uno, sólo uno hay,

que me invade hasta el alma. 

Es mi orgullo la bandera

que llevo en el cuerpo izada.

Porque es mi orgullo ser,

el padre que quiere y te ama...