Quiero decirte mi vida,
que eres mi supremo amor,
ese fragante fulgor:
mi llamarada encendida;
la esperanza más querida,
el antídoto al dolor,
ese escondido fervor
una obsesión bendecida;
está tu altar en mi pecho,
dentro de mi corazón
como auténtica verdad;
hoy valoro cuánto has hecho:
diste fuerza a mi pasión
y total felicidad...