Hernán Mejía Silva

LA MASACRE

En el agua flotaban los fantasmas,

también habían mariposas y esmeraldas,

entre vientos detenidos,

encontraron su calma,

dormidos, sin alma…

 

Luz de arbotante,

tibia y melancólica,

ante la separación de los cuerpos,

onírica y bucólica,

siniestros, expectantes,

después del caos,

solamente nos quedaba el silencio.