No le pido a la vida explicaciones,
pues prefiero quedarme con la intriga,
y tampoco le pongo condiciones
si me da libertad o si me hostiga.
Con la baza que tengo entre mis manos
voy tirando y, si puedo, le hago trampas.
A los locos les llamo mis hermanos
y a los cuerdos les vendo mis estampas.
En mi barco sin remos, hace un año,
se me fue un cabo suelto con el viento,
y en los malos momentos aún lo extraño.
Si me acusan de tránsfuga, lo siento;
nunca ocupo el asiento de mi escaño
en las ruedas de reconocimiento.