Y vuelve el vacío en el pecho,
las preguntas cayendo del techo.
Los ojos pesados y la cabeza inquieta
son pan de cada día.
La noche se pasa lentamente
y yo no te saco de la mente,
no vienes, no estás,
dudo de ti, en si fuiste real.
Lloro como aquel noviembre,
lloro en silencio para que tu recuerdo no me encuentre
y me atormente nuevamente,
porque ya me cansé de huir de ti,
de lo que no fuimos, de lo que sentí.
Y sigo ocultándome de todo,
de ti o de lo que se parezca al amor.
Me aterra salir herida
que siempre busco una salida.
Me limito a sentir más de lo aceptable,
si quieres llámame cobarde
pero ya no quiero recoger mi corazón
roto en mil pedazos.
Ya no quiero buscarme y no encontrarme,
ya no quiero dejarme a la deriva,
ya no quiero abrir más heridas…
Si quieres llámame cobarde,
pero es que yo no soy la culpable.
Yo ya le lloré al amor
pero esta vez ya no.