Regálame un día,
solo un día.
Podré inventar en ese plazo,
un crisantemo para la poesía.
No creas que soy triste
porque te pido un día.
En el último minuto antes que
la noche se canse, tendrás
una palabra.
Esa palabra que no te dije nunca
y que no te he dicho todavía.
L.G.