LA DIVINA ESPERA.
Y era divina sabia en el límpido manantial de tus besos.
Era el bendito incienso que expelían
Tus henchidos pechos.
Y era la hoguera, la fragua
Que tostaba mis últimos signos vitales.
Pero ahí yacía yo, exánime;
Al borde de la extremaunción
Esperando el tercer día para mi resurrección...