Estoy sediento de mis lágrimas
Que no se dejan convocar
Se guarecen de mi angustia
En cobertizo de cristal
Con la certeza del ocaso
Que rehúso contemplar
Derramo tiempo entre castillos
Que ya no logro conquistar
Despojo el cuerpo de ataduras
Que la lluvia quemará
No soy cápsula de nieve
Ni pájaro estival
Soy sólo un hombre exiguo
Asomado a la verdad
Aferrado a la esperanza
Que exista eternidad