Mi lenguaje que se dispersa,
sobre una tierra poseída,
estrujada por las iniquidades,
que amamanta las injusticias,
con senos caídos y descuidados.
Mi voz que se pierde,
entre hombres y mujeres,
replicados por las sombras,
vacíos, abrazados a la muerte
en la balanza perfecta de la ruina y el mal,
como relicarios abúlicos,
incapaces de guardar su propia imagen.
Mi verbo que se vierte en la orilla,
reseca y olvidada, abandonada por el agua,
exhibiendo soledades como parábolas del mundo,
en un jardín de cadáveres,
que rasgan el vientre del aire
como pretendiendo renacer.
Lenguaje, voz y verbos enmudecidos,
Sin manos, ni caricias,
Sin credos y sin plegarias
Tan solo un rumor de muerte,
A la espera del tiempo,
Atravesado de cicatrices y de abandono.