Franjablanca

¿A quién no le ha pasado?

Ensayé ante el espejo cada intento,

planeé con rigor cada detalle,

unas veces veloz y otras más lento,

eludiendo la opción de que algo falle.

Practiqué ensortijando cada frase,

estudié de memoria el plan previsto,

me centré en cumplir fase por fase

hasta ver que ya todo estaba listo.

Ultimé las palabras a conciencia,

rescaté de mi mente cada paso,

disipé mis temores con solvencia

no dejando ni un ápice al fracaso.

Una vez pergeñado ya el terreno

sin ningún cabo suelto en la cadena,

orgulloso, le di el visto bueno

y le dije a mi ego: enhorabuena.

 

Cuando al fin decidí dar el gran salto,

repetí otra vez todo el proceso,

y al mirarte en aquel momento exacto...

olvidé cómo se te pide un beso.