Ariel Wigodski 🇨🇱

El Silencio que Habita el Verso.

En la quietud del altiplano, donde el viento sopla secretos al oído del salar, nace un verso en voz baja, como el murmullo de las olas en Chiloé o el crujir de la escarcha en la Araucanía.

El silencio no es vacío, es la cordillera nevada al amanecer,  
la sombra de un cóndor en Aysén, la calma del Valle del Elqui cuando cae la tarde.  

Es pausa que abraza, refugio del alma que escribe sin apuro.

Desde los cerros de Valpo hasta las dunas de Ritoque, la palabras esperan su turno, habitan la paciencia del sur y se encienden como faro en Punta de Choros.

Así el poeta, como un pescador de emociones, lanza su red en las aguas calladas del alma, y trae de vuelta versos sencillos,  
pero cargados de tierra, mar y cielo chileno.